domingo, 28 de febrero de 2016

Experiencias

Antes de estar escribiendo esto, me he preguntado como he llegado hasta aquí, el porqué de terminar escribiendo una entrada en mi propio blog para plasmar mis pensamientos, con el fin de compartirlos a cualquier persona, la que se digne a leerme.
Nadie me dijo que me llevaría tan mal con las tecnologías, con los blogs,  o cualquier programa informático... pero aquí estoy, pensando y escribiendo, que es algo que no se me da tan mal.
¿Por qué lo hago? Mi profesor de la carrera, Miguel Sola, nos ha pedido que este sea nuestro material, así podemos mostrarle nuestras opiniones y pensamientos, no solo a él sino al resto de compañeros, al igual que yo podré ver los pensamientos de mis compañeros para enriquecerme. Lo veo una buena técnica para aprender, a pesar de que he tenido que dedicarme a investigar cómo va todo esto. Sí, tengo 18 años y me cuesta hacer estas cosas, ¡pero es que a mi nadie me ha enseñado! estoy haciéndolo lo mejor que puedo y por ello comenzaré a contar mi propia experiencia de por qué estoy donde estoy. 

Nunca tuve clara la profesión a la que me quería dedicar, no me llenaba nada, no sabía que era lo que realmente me gustaba por no decir que no me gustaba nada, y bueno... tras mucho pensar, me metí en educación. Sé que es una carrera muy vocacional, no digo que haya entrado sin mucho entusiasmo, simplemente, que nunca me habría imaginado terminar aquí, porque nunca me imaginé ni me paré a pensar qué quería ser de mayor. Ni cuando era pequeña lo soñaba, lo pensaba o lo imaginaba... Siempre me han encantado los niños. 


Recuerdo mi transcurso en el colegio e instituto con mucho cariño, ya que nunca fui del todo consciente de lo rápido que se pasa el tiempo. Intentando recordar mis clases de infantil, primaria, ESO... me he dado cuenta de que soy propensa a olvidar muchos momentos y es algo que me da mucha pena, la mayoría de recuerdos me vienen en forma de flashes o fotografías mentales y a la hora de intentar compartirlo me resulta muy difícil. Hay algunos momentos que no se me olvidarán, entre ellos, recuerdo una ficha en particular, donde habían sumas y unos dibujos de pollitos. La profesora, en clase, nos pidió que coloreáramos los pollitos, y que hiciéramos las sumas. Yo, pinté los pollitos de colores, uno morado, otro azul, las hojas donde se posaban verdes, otra roja... al terminar e ir a entregarle a la profesora de infantil mi gran obra de arte, me regañó y me mandó otra hoja para que la terminara en casa, coloreando los pollitos del color que eran, amarillos, y las hojas... pues verdes. Para mi fue frustrante, lo hice con todo mi cariño y no entendía porqué si los pollitos no eran reales, porque tenían que tener el mismo color que la realidad. Entonces, ahí me di cuenta que había que hacer lo que los profesores pedían, daba igual lo que pidieran y cómo lo hicieran. 

Esto, tampoco está muy alejado de la realidad de hoy día, ya que la mayoría de exámenes que estudié para selectividad, fueron gracias a la memoria y la repetición, como historia, lengua, alguna temática de filosofía... y la pena es que no soy la única alumna a la que le pasa esto.

En la clase anterior, Miguel, habló de que nuestro sistema educativo era "bulímico". Estoy totalmente de acuerdo, desde que mencionó esa palabra, no puede describirlo mejor. Como pone en mi descripción, "aprobar no es aprender". La verdad, es que no recuerdo nada de lo que he estudiado, y mi conclusión es, porque no ha sido de manera activa. Puedo tomar como ejemplo el carné del coche, una persona a la que se le ha examinado de coche hace meses, lo más probable es que vuelva a aprobar, porque su aprendizaje ha sido activo. 


El aprendizaje activo es importante para todo alumno, sobretodo para el niño ya que se aprende mucho mejor estando motivado y entusiasmado por el tema que se aborda. Podemos observar métodos como el de Montessori, que da protagonismo a la libertad del niño y los juegos para que aprendan por si solos, sin que nadie les imponga un temario y se lo aprendan mediante la repetición, con la ayuda y guía de sus profesores. Personalmente, estoy de acuerdo con este método en edades tempranas, aunque para materias con datos muy específicos este método no sabría si daría buen resultado. 


En cuanto al sistema educativo "bulímico", se puede cambiar, pero tan solo es cuestión de iniciativa, de un "querer" colectivo y defender nuestros ideales. Yo quiero ser una futura maestra que haga felices a sus alumnos con la materia que enseña, y no que les aburra. El problema es, que todos los alumnos de educación piensan eso cuando se preparan para llegar a ser maestros, pero en realidad pocos son los maestros reconocidos por su vocación y su manera de enseñar. Puede ser difícil, pero de alguna forma se consigue, y solo hace falta ilusión y empeño por cambiarlo, no solo la manera de enseñar, sino las leyes de este sistema educativo, como las horas, las asignaturas...


Tonucci, conocido como "niñólogo" critica la realidad de la escuela, dirigiendo sus opiniones al modelo de educación actual. Así, dice que el papel principal de la escuela debe ser el juego, para que sumen las experiencias y las puedan compartir. Los padres deberían dar más autonomía a sus hijos, y se deberá potenciar más la relación entre escuela y familias. Tonucci, cambiaría todo de la escuela, ya que para él es una estructura absolutamente ajena a la sociedad. Además añade que le gustaría una escuela sin recreo, ya que si en las escuelas se aprendiera jugando, no haría falta que los niños se desahogaran, viviendo con autonomía fuera, en la calle. Le da gran importancia a la figura del maestro, ya que prácticamente el maestro pasa más tiempo con los niños que sus propios padres, así critica las horas de la escuela y la gran tarea que se les manda para casa, que les hace tener agendas incluso más apretada que los mayores, por lo tanto cree en una escuela en la cual se haga más en menos tiempo:


“La escuela tiene que estar ajustada a sus necesidades, en la cual se haga más en menos tiempo. No puede ser que tras seis horas de clase los niños lleguen a casa con deberes. Los niños tienen que hacer cosas en casa, pero cosas que sepan hacer ellos solos. Si todos los niños hacen las mismas actividades y ven la misma tele luego en la escuela no tienen nada que contar a sus compañeros”. 

 TONUCCI

Añade que los niños deberían ser escuchados. Si los niños se sienten escuchados, serán capaces de escuchar al maestro y a otras personas en su vida y en el futuro. No se le debe inculcar que el maestro siempre tiene la razón, aunque suela tenerla, pero que entienda que también tiene derecho a que se le escuche a él. Estoy totalmente de acuerdo, incluso antes de haber escuchado sobre él y su crítica a la escuela, ya que para mí no es normal la cantidad de deberes que llevan a casa los niños actualmente, además de estudiar. Yo recuerdo que me mandaban muchas tareas, pero en comparación con hoy día no tiene nada que ver. No entiendo que hacen tantas horas por la mañana en la escuela, si por la tarde también están "pringados". Si esto hace que los niños tomen la escuela como un suplicio, o algo aburrido, y se levanten por las mañanas desganados... llegar de la escuela y sentarse a seguir haciendo deberes, aunque les ayude a tomar un hábito de estudio, no les ayuda a sentirse cómodos, solo les agobia más, teniendo edad de jugar.


Puedo tomar como conclusión que no estamos de acuerdo con el sistema educativo de hoy día, por nuestras propias experiencias vividas, por lo que vemos, y por el talante crítico que estamos desarrollando. Es nuestro deber cambiarlo en la medida de lo posible.







1 comentario:

  1. No importa si las tecnologías se te dan mejor o peor, Marta. El hecho es que tienes que trabajar con ellas porque forman parte de nuestras vidas y por supuesto de las de tus futuros alumnos y alumnas. Y ya ves que, en muy poco tiempo, has creado un blog, escribes en él y estás en condiciones de ofrecer tus pensamientos al mundo. Así que bien hecho, ha merecido la pena el esfuerzo.
    Y sí, efectivamente, es nuestro (vuestro) deber cambiarla. Vamos a ello.
    Un relato muy íntimo, muy personal, que desvela hasta qué punto es verdad que la escuela no ha cambiado demasiado ni en sus formas ni en su fondo.

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